Enamoramiento en la adolescencia: características y inconvenientes asociados
El cariño es un sentimiento universal pero complicado. Si ya en la adultez es bien difícil comprender esta emoción, mucho más difícil es durante la adolescencia que se puede vivir de forma mucho más intensa y pasional, pero también de manera menos perdurable.
El enamoramiento en la adolescencia es difícil para los jóvenes y también lo es para sus padres, progenitores que pasan mucha pena al notar que su hijo o hija es con la capacidad de dejar de comer al estar pensando regularmente en aquella persona que le hace tilín.
¿De qué manera se da el enamoramiento en la adolescencia? Muchas son las señales que nos tienen la posibilidad de señalar que nuestro hijo o hija está pasando por esa etapa y, a continuación, observaremos cuáles son.
Las especificaciones del enamoramiento en la adolescencia
No hay duda de que el amor es uno de los sentimientos mucho más universales del ser humano. Está presente en todas y cada una de las etnias, las culturas, los países y, como no, todas las edades. Sentimos amor a los pocos segundos después de nacer, momento en el que nuestra madre y el resto de nuestra familia nos brindan su amor incondicional, manifestados en forma de cariño y protección que nos dan esas personas que más nos van a estimar durante nuestros primeros años de vida.
Conforme va pasando el tiempo y crecemos esto puede cambiar. No es que nuestros padres, hermanos y demás familiares nos dejen de estimar, de hecho seguirán queriéndonos prácticamente tanto o más de lo que ya lo hacían cuando nacimos. No obstante, cuando se alcanza la adolescencia se puede introducir en la fórmula la existencia de otra persona, un chico o una chica por quien sentimos otro género de amor o, mejor dicho, atracción romántica.
El primer amor frecuenta encajar con la adolescencia. Hablamos de un amor hacia un individuo externa a nuestro núcleo familiar, con potencial interés sexual y que puede sentirse hacia un compañero de clase, una amistad o un individuo a la que observamos de manera frecuente. Este sentimiento, en caso de darse durante nuestra pubertad, se vive de forma intensa y con el claro interés de que la persona por quien estamos atraídos se transforme en nuestra pareja.
No es extraño que el enamoramiento en la adolescencia sea tan intenso, puesto que esa época es un momento turbulento para la vida de todas la gente. Las hormonas toman el control de nuestro cuerpo que, para más inri, viene acompañado de un conflicto de adentro por saber quiénes somos, intentando encontrar nuestra identidad en un mar de inquietudes, indecisión y mucha, mucha inestabilidad emocional. Vivimos el rechazo de forma en especial dolorosa y el amor correspondido como un genuino subidón.
Pero no debemos confundir el enamoramiento en la adolescencia con el cariño. El enamoramiento es de todos modos la etapa que antecede al amor, pudiéndose vivir de forma muy intensa y pasional. Este periodo es tan profundo que quien lo vive piensa que nunca va a acabar. Pero siempre y en todo momento termina, tanto para bien como para mal. Hay 2 probables desenlaces para el enamoramiento. Uno es el cariño, el final feliz que se desea tener con aquella persona con quien se comienza a salir, al tiempo que el otro es el desamor, la separación de la relación o de forma directa descubrir que nunca hubo ningún tipo de correo.
En la adolescencia es difícil que el enamoramiento evolucione a una relación cariñosa de pareja como en la adultez. Lo que frecuenta suceder es que la relación dura varios meses, de manera frecuente con enamoramientos de corta duración y también, incluso, se den múltiples a la vez. Igualmente, sea como sea la duración de la relación de nuestro hijo adolescente, es esencial entender que él o ella lo vive de forma en especial intensa y banalizar su relación lo único que nos traerá enfrentamientos y disgustos.
Señales de enamoramiento en la adolescencia
Más allá de que el enamoramiento no es algo científicamente cuantificable, sí que podemos detectar una sucesión de señales que nos adviertan que nuestro hijo está pasando por este periodo.
1. Siente atracción hacia alguien
La primera señal que señala que un joven que se está enamorando es que empieza a sentir atracción hacia otra persona.
No sabe muy bien por qué razón se ha fijado en él o ella, pero hay algo que ha captado su atención, algo que le hace tener ganas de comprender más sobre esa persona, conocerla en mayor hondura, pasar tiempos juntos. Esta atracción es constante y va consiguiendo cada vez más intensidad.
2. Nota mariposas en el estómago
El adolescente empieza a sentirse inquieto cada vez que ve a esa persona especial, la escucha charlar o, simplemente, alguien relata su nombre. Estas sensaciones son aquello que llamamos “mariposas en el estómago”, unos nervios incontrolables, muy intensos pero que, si bien confusos, no llegan a ser desapacibles.
No sabe realmente bien qué le está pasando, pero lejos de pensar que tiene un problema estomacal lo que siente es como un hormigueo que le puede ser hasta agradable.
3. Ha perdido de apetito
Las mariposas en el estómago no son un problema estomacal ni muchísimo menos, pero puede alterar la conducta alimenticia temporalmente y no grave. El principal síntoma del enamoramiento a nivel estomacal es la pérdida de apetito, algo incontrolable e, incluso, asombroso.
Es muy normal que los padres se preocupen, puesto que los trastornos de la conducta alimentaria en la adolescencia son una realidad (anorexia, bulimia y trastorno por atracón) pero en el caso de que sepamos que podría ser consecuencia de enamoramiento, lo mejor que se puede realizar es no forzar a nuestro hijo a fin de que coma. No puede recuperar el apetito sin más y lograr que coma en el momento en que no desea lo único que nos va a traer va a ser algún que otro enfrentamiento.
4. Necesita estar conectado
Los adolescentes de actualmente precisan estar conectados prácticamente 24/7 a sus dispositivos móviles, tablets, ordenadores y cualquier aparato electrónico que les permita usar sus comunidades. Esta necesidad se incrementa todavía más en el momento en que pasan por una fase de enamoramiento, necesitando charlar mucho tiempo con esa persona particular o, en el caso de que todavía no sean nada, consultando su estado para saber todo lo que hace.
Es imposible prohibir a la juventud utilizar las redes sociales sin más, de ahí que hay que respetar esta necesidad mientras que utilicen los gadgets moderada y responsablemente. Es fundamental entablar unos horarios en los que los jóvenes podrán utilizar sus gadgets, pero siendo conscientes de que si los usan para comunicarse con su “crush” lo mejor que tenemos la posibilidad de hacer como progenitores es dejarles un poco más de tiempo, sin pasarse.
Pero como todo en esta vida, el abuso de las novedosas tecnologías puede traer consigo una obsesión incontrolada y, en algunos casos, privarles de aspectos esenciales de su historia, mucho más esenciales que una hipotética relación con alguien que no tiene por qué sentir lo mismo que ellos.
Entre los problemas que tienen la posibilidad de darse por pasarse demasiado tiempo comentando con el enamorado (y que son señales de un problema) disponemos:
- Peor desempeño académico.
- Adversidades en las relaciones sociales.
- Inconvenientes con la familia.
- Desatención de hábitos personales como deporte, música y otras aficiones.
- Cambios de personalidad e identidad personal.
- Irritabilidad al no estar usando Internet.
5. Mayor atención a su apariencia
Los jovenes, tanto enamorados como no, empiezan a fijarse más en su imagen exterior, cuidando de su fachada física. Esto es todavía mucho más notorio en el momento en que están en una fase de enamoramiento, deseando llamar la atención de la persona por la que sienten algo y teniendo la promesa de que les guste su fachada.
Tanto chicos como chicas se miran más al espéculo, pasan más rato en el baño, hacen mucho más deporte, emplean cremas, escogen la ropa y la combinan. Por norma establecida los hombres eligen apuntarse al gimnasio para muscularse, mientras que las mujeres hacen deporte con tal de estar delgadas aunque también se valora el tener masa muscular.
Los cánones de hermosura están mudando, pero que cambien no quiere decir que dejen de ser dañinos. Si bien no posee nada de malo proteger la apariencia externa, dejar de lado la imagen interior, o sea, sus puntos internos como las conmuevas, su personalidad y sus habilidades intelectuales puede llegar a ser muy amenazante. Por ello, los padres tienen que actuar como guías para evitar que sus hijos jovenes caigan en la banalidad y se obsesionen con lograr unos cánones de hermosura que suelen ser inviábles.
La importancia de los progenitores en esta etapa
Como comentábamos, la adolescencia es un periodo en el que suelen haber muchas dudas, confusión y también incertidumbre. Como todo con los hijos adolescentes, es fundamental que los padres estén ahí, actuando de guías y demuestren su amor incondicional incesante.
Es muy normal que hayan enfrentamientos en el hogar con un hijo adolescente, quien elige no pasar tanto tiempo con sus progenitores, pero deben comprender y sentir que cuando tengan un problema sus padres van a estar ahí para proporcionarles acompañamiento y ofrecerles asistencia.
Todo padre de hijo adolescente que sabe que está en fase de enamoramiento debe comprenderlo y respetarlo, teniendo claro que es muy normal que a esas edades se muestre alguna rebeldía e independencia, deseando examinar un mundo tan atrayente y irreconocible como es el del amor juvenil. Si lo que harán no implica riesgo alguno para su integridad física, como progenitores debemos permitirles que lo hagan, que sientan que tienen nuestra aprobación y que respetamos sus decisiones. No debemos olvidar que asimismo fuimos jovenes.
Si entendemos que nuestro hijo pasa por un enamoramiento es esencial que hablemos con él o ella, charlar con ellos sobre lo que sienten. Lo mucho más posible es que se nieguen a comunicar sus sentimientos y que prefieran llevarlo a cabo con una amistad, no obstante, comentándoselo les demostraremos que sabemos de todo lo que están pasando y que, en caso de que lo precisen, pueden tener nosotros para desahogarse.
Pero lo más importante es ayudarles a seguir desarrollando su personalidad, y cuidando las cosas esenciales de su vida. Uno de los riesgos que puede cometer un joven en pleno enamoramiento es que esta fase sea tan intensa que lo motive a tomar resoluciones equivocadas, desatendiendo otros aspectos esenciales de su historia. Como progenitores debemos detectar esta conducta problemática, llamarles la atención y, sino más bien hay más remedio, intervenir cortando la relación y, si es requisito, consultar con un psicólogo especializado en adolescencia.
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