Los 7 géneros de radiaciones electromagnéticas (y sus peculiaridades)

Completamente toda la materia del Cosmos emite alguna forma de radiación electromagnética. Desde un edificio hasta una estrella, pasando por nuestro propio cuerpo o por un asteroide, todos los cuerpos del Cosmos, por el simple hecho de tener una energía interna, emitimos al espacio unas ondas.

En este contexto, el fantasma electromagnético es la radiación que emite o absorbe una sustancia y se prolonga desde la radiación con mayor longitud de onda, la radiación de ondas de radio, hasta la de menor longitud de onda, como los rayos gamma. Y en medio, poseemos, por poner un ejemplo, la luz visible, que es una forma más de radiación electromagnética.

En el Universo, todo es radiación. Y son los diferentes géneros de radiaciones electromagnéticas los que determinan la naturaleza y evolución de la materia en el Cosmos. Ondas que se extienden a través del espacio transportando energía. En esto se basa el desempeño de todo.

Pero, ¿qué es exactamente la radiación electromagnética? ¿Qué tiene que ver con el espectro electromagnético? ¿Cómo se clasifican estas radiaciones electromagnéticas? ¿Qué especificaciones físicas tiene cada uno de los modelos? Si deseas encontrar la contestación a estas y muchas otras cuestiones, llegaste al rincón adecuado.

Índice
  1. ¿Qué es la radiación electromagnética?
  2. ¿De qué forma se clasifican las radiaciones dentro del fantasma electromagnético?

¿Qué es la radiación electromagnética?

La radiación electromagnética es una combinación de campos eléctricos y magnéticos oscilantes. Un tipo de campo electromagnético basado en ondas generadas por fuentes de dicha radiación y que se propagan a la agilidad de la luz, transportando energía de un lugar a otro.

Y lo primero que debemos llevar a cabo es olvidar la idea de que “radiación” es homónimo de “cáncer”. No es así. Ya observaremos por qué razón creemos eso, pero no es así. Toda la materia del Cosmos emite al espacio estas ondas que viajan por el mismo. Y es dependiendo de su energía interna, que estas ondas serán más o menos angostas.

Un cuerpo con mucha energía emite ondas con una continuidad altísima, esto es, con “crestas” poquísimo separadas entre ellas. Diríase que su longitud de onda es menor. Y, consecuentemente, los que tienen poca energía, emiten ondas con “crestas” más separadas entre ellas. Se dice que su longitud de onda es mayor.

Y esta es la clave de todo. Pues desde las radiaciones de mayor longitud de onda (cuerpos poco energéticos) hasta las radiaciones de menor longitud de onda (cuerpos muy energéticos), se extiende lo que se conoce como fantasma electromagnético, una forma de distribuir ordenadamente el conjunto de ondas electromagnéticas en función de su frecuencia y, por ende, longitud de onda.

A la izquierda disponemos las radiaciones con ondas de continuidad baja y, a la derecha, las radiaciones con ondas de continuidad alta. Y todas y cada una ellas, pese a las diferencias que veremos más adelante, tienen una característica en común: no pueden vernos. Solo hay una manera de radiación con una longitud de onda específica que sí podemos ver. Hablamos, naturalmente, del fantasma aparente. La luz.

¿De qué forma se clasifican las radiaciones dentro del fantasma electromagnético?

Llegados a este punto, nos han quedado claras dos cosas. Primero, que toda la materia del Universo emite alguna forma de radiación electromagnética. Y segundo, que el espectro electromagnético nace de la distribución de estas radiaciones en función de su frecuencia (y longitud de onda), algo que deja determinar las diferentes formas de radiación electromagnética.

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La primordial diferenciación se hace en dos conjuntos: radiación no ionizante (ondas de radio, microondas, infrarrojos y luz visible) y radiación ionizante (ultravioleta, rayos X y rayos gamma). Veamos las especificaciones de todas y cada una ellas.

1. Radiación no ionizante

La radiación no ionizante es aquella forma de radiación electromagnética que emiten los cuerpos menos energéticos. Se fundamenta, ya que, en ondas electromagnéticas de baja energía, baja continuidad y alta longitud de onda. En contraste a las ionizantes, no tienen la capacidad de arrancar los electrones de los átomos de la materia sobre la que influyen. Es la franja del espectro electromagnético que se prolonga por las ondas de radio, las microondas, los infrarrojos y la luz visible.

1.1. Ondas de radio

Las ondas de radio son aquel género de radiación no ionizante con una longitud de onda de entre 100 km y 100 micrómetros. Son las radiaciones menos energéticas, de mayor continuidad y de menor longitud de onda en el espectro. Tienen la posibilidad de ser generadas de forma natural por fenómenos tales como los relámpagos, pero todos las conocemos por su creación artificial para las comunicaciones radio, la radiofusión, los radares y los satélites de comunicaciones.

1.2. Microondas

Las microondas son aquel tipo de radiación no ionizante con una longitud de onda de entre 10 milímetros y 1 metro. Este rango está incluido en las bandas de radiofrecuencia, en concreto de las de frecuencia ultra alta. Sea como sea, entre las apps más conocidas es la de los hornos de microondas, que desarrollan esta radiación que, si bien no es ionizante, es capaz de hacer vibrar las moléculas de agua presentes en los alimentos. Y de esta vibración, aparece el calor.

1.3. Infrarrojos

Los infrarrojos son un género de radiación no ionizante con una longitud de onda de entre 15.000 nanómetros y entre 760 y 780 nanómetros, limitando de esta manera con el color colorado de la luz visible. Por eso se conozca como infrarrojo. Nosotros, los seres humanos, emitimos esta forma de radiación. Los equipos de visión nocturna usan detectores de infrarrojos, pues deja ver cuerpos en función de sus propiedades térmicas. Los mandos a distancia, los cables de fibra óptica y los telescopios infrarrojos también se fundamentan en esta forma de radiación.

1.4. Luz visible

La luz visible es un género de radiación no ionizante con una longitud de onda de entre 780 nanómetros y 380 nanómetros. El espectro visible es una angosta franja donde está la única forma de radiación que nuestros ojos son capaces de ver. El color es luz y la luz es, básicamente, ondas electromagnéticas que se extienden por el espacio y que llegan a nuestros ojos.

El espectro aparente se prolonga desde los 780 nm (colorado) hasta los 380 nm (violeta). Y dentro de este fantasma aparente, están los distintos colores. Cada uno de ellos está asociado a una longitud de onda concreta. En líneas en general, el colorado se ajusta a los 700 n; el amarillo, a los 600 nm; el azul, a los 500 nm; y el violet, a los 400 nm. De esta combinación de ondas nacen los mucho más de 10 millones de matices de colores que nuestros ojos tienen la posibilidad de sentir.

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2. Radiación ionizante

Un pequeño salto en el espectro pero un enorme salto en las implicaciones. Abandonamos las radiaciones no ionizantes y pasamos a charlar de las ionizantes, que son aquellas de alta energía, alta continuidad y baja longitud de onda. Debido a su baja longitud de onda, son capaces de interaccionar mucho más intensamente con la materia y de arrancar los electrones de la materia sobre la que influyen.

Por sus efectos ionizantes, estas ondas electromagnéticas tienen la capacidad de modificar químicamente nuestras moléculas (incluyendo el ADN) y, por este motivo, se piensan verdaderamente peligrosas y cancerígenas. Incluye el ultravioleta (está en la frontera entre no ionizante y también ionizante), los rayos X y los rayos gamma.

2.1. Ultravioleta

El ultravioleta es un género de radiación ionizante con una longitud de onda de entre 320 nm y 10 nm. Es la radiación que va tras el violeta del fantasma aparente (de ahí su nombre) y que se prolonga hasta la frontera con los rayos X. Lógicamente, nuestros ojos no pueden percibirla. Es parte esencial de los rayos solares y, aunque esté en el límite entre radiación no ionizante y también ionizante, produce efectos en la salud humana.

Es una radiación enormemente mutagénica, ocasionando en los seres humanos daños en especial en la piel. Aun de este modo, en cantidades moderadas, puede ser útil para el bronceado. De igual forma, por sus efectos biológicos, se utiliza como agente de esterilización de la leche, al remover microorganismos sin dejar restos químicos.

2.2. Rayos X

Los rayos X son el género de radiación ionizante con una longitud de onda de entre 10 nm y 0,01 nm. Por su baja longitud de onda, atraviesan la materia merced a su poder penetrante. Es una radiación que, a diferencia de la gamma, surge de fenómenos extranucleares (que no suceden en los núcleos de los átomos) que tienen rincón a nivel de la órbita electrónica. Son esenciales en las radiografías y, en los escenarios de exposición que se da en ellas, no son peligrosos para la salud humana.

2.3. Rayos gamma

Los rayos gamma son la manera más energética de radiación electromagnética. Hablamos de una radiación ionizante con una longitud de onda por debajo de los 0,01 nm que aparece de fenómenos nucleares, por desexcitación de un protón o un neutrón. Los eventos astrofísicos de enorme crueldad (como una supernova) emiten este modo de radiación gamma. Por suerte, la atmósfera terrestre absorbe estas radiaciones. En el ámbito clínico, se emplea esta radiación para procesos de diagnóstico y, por irónico que parezca, el tratamiento de determinados géneros de cáncer.

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