8 actividades aconsejables para personas mayores
Pasar de la vida laboral activa a la jubilación no en todos los casos resulta fácil y, con frecuencia, requiere de un periodo de tiempo de adaptación y de reajuste de las prácticas. En los primeros años de esta nueva etapa, tenemos la posibilidad de extrañar las rutinas y la actividad diaria, así como el espacio para la educación y las relaciones que implica el lugar de trabajo. Ya no poseemos obligaciones laborales y tenemos más tiempo.
Además de la actividad día tras día, asimismo es común que se vaya reduciendo la intensidad y frecuencia de las relaciones sociales. Este cambio de vida puede producir desconcierto y, tal vez, no saber en qué usar el tiempo libre o por dónde comenzar a reorganizarlo. Sin embargo, es fundamental eludir la inactividad y el aislamiento popular.
Hay numerosas actividades para personas mayores que, atendiendo a los intereses, deseos y deseos de cada uno de ellos, podemos integrar en nuestro día a día. Hay que intentar no caer en la apatía o el sedentarismo, evitar aislarse y procurar mantenerse activo haciendo ocupaciones que nos resulten divertidas y gratificantes. Además de pasar un largo tiempo, vamos a estar potenciando nuestra salud cerebral y cognitiva.
El tiempo tras la jubilación puede ser una estupenda oportunidad para proseguir aprendiendo y gozar con intensidad de la vida. A fin de que de este modo sea es importante ordenar nuestro día a día, planificar nuestra agenda y entablar nuevos hábitos y prácticas basados en los intereses y deseos personales.
Ejercicio para personas mayores
La práctica regular de ejercicio, con independencia de la edad, es una inversión en nuestra salud. La actividad física aporta numerosos provecho y ayuda a prevenir varias enfermedades, como las de tipo cardiovascular, por poner un ejemplo. Además, realizar ejercicio mejora el estado de ánimo, ayuda a reducir el agobio y tiene beneficios directos en el cerebro, como acrecentar las conexiones neuronales y también, aun, ayudar a la generación de novedosas neuronas. Por eso el ejercicio físico sea tan recomendable para supervisar el peligro de padecer anomalías de la salud como el Alzheimer.
Es aconsejable elegir un género de actividad física correcta a nuestras condiciones físicas y de salud (siempre y en todo momento con consejo médico), que nos apetezca y motive, y que de manera progresiva la podamos incorporar en nuestro día a día. Ciertos ejemplos:
1. Ir en bicicleta, un ejercicio completo
Ofrecer paseos en bicicleta es una actividad muy recomendable para la gente mayores, puesto que sus provecho son muy completos: favorece la salud cardiovascular y repercute de forma positiva en los músculos y las articulaciones. La intensidad del ritmo y la duración de los recorridos se debe adaptar a las condiciones de cada uno de ellos. La bicicleta da sensación de libertad y facilita el hallazgo de nuevos parajes y rincones y, además, resulta una actividad muy agradable, yendo solo o en compañía, pero siempre y en todo momento adoptando las cuestiones de inseguridad pertinentes.
2. Caminar y, si puede ser, en compañía
Caminar a un buen ritmo pertence a los ejercicios más sugeridos para sostenerse en buena forma, durante toda la vida y, en especial, a partir de cierta edad. Salir a caminar es fácil, económico y puede hacerse prácticamente en cualquier lugar. Si además de esto intentamos caminar en la naturaleza agregaremos el placer del paisaje y de la disminución de la contaminación ambiental. Si paseamos en compañía, disfrutaremos de los beneficios que nos aportan las relaciones sociales.
3. Practicar técnicas orientales: yoga, tai-chi, pilates...
Las técnicas orientales como el yoga, el tai-chi o el pilates, cada una con sus peculiaridades, emplean la respiración, la posición y los estiramientos para trabajar aspectos como la flexibilidad, la tonificación muscular, la estabilidad y la relajación física y mental. Son actividades que requieren de un aprendizaje, pero, en el momento en que ahora se ha adquirido, es simple efectuar algunos ejercicios de forma autónoma para sentirse mejor. Este tipo de técnicas dan beneficios en el bienestar general y el estado de ánimo. Además, con las adaptaciones primordiales, pueden practicarse a cualquier edad y pueden ser en un ingrediente muy conveniente para la promoción del envejecimiento activo y saludable.
4. Nadar y hacer ejercicios en el agua
La natación es uno de los deportes mucho más completos y saludables a cualquier edad y es una práctica que presenta pocos peligros de lesiones. Tanto la actividad de nadar como realizar ejercicios en el agua activan el corazón y tonifican la musculatura, además de resultar muy beneficiosas para las articulaciones. En varios centros deportivos se proponen actividades acuáticas para efectuar en conjunto, lo que, una vez más, favorece la socialización e tiene dentro un ingrediente lúdico que puede motivarnos a ser regulares en la asistencia.
Actividades culturales y sociales
Sostenernos mentalmente activos durante toda la vida es importante para hacer mas fuerte la salud cerebral. La reserva cognitiva es un factor que ayuda a postergar el viable deterioro cognitivo, ya que promueve una red neuronal más resistente. Hay que procurar, por consiguiente, llevar a cabo actividades que nos fuercen a efectuar cierto esfuerzo mental y que, a la vez, nos resulten interesantes y despierten nuestro interés.
Resulta recurrente que las personas mayores tiendan al aislamiento social conforme pasan los años. Sin embargo, es exactamente en estas etapas en el momento en que más bueno es cultivar las relaciones con otras personas. Hay numerosas ocupaciones culturales y sociales que permiten combinar los resultados positivos de la actividad cognitiva con los que aportan las relaciones sociales, así sea manteniendo las que contamos o creando nuevos vínculos.
5. Disfrutar del exitación de la lectura
Leer es una actividad enormemente beneficiosa para alentar nuestro entendimiento. Además de aportarnos nuevos entendimientos, estimula la concentración, ejercita la memoria y la imaginación. Además de esto puede hacerse cualquier ocasión y rincón.
6. Asistir a cursos y ocupaciones culturales
Ampliar nuestros conocimientos y adquirir novedosas habilidades participando en tutoriales o talleres en un campo que resulte de nuestro interés sostendrá activa nuestra cabeza y asimismo va a facilitar entablar relaciones enriquecedoras con otras personas.
Además de fuente de diversión y cultura, ocupaciones como ir a ver un espectáculo, conocer un museo o ayudar a una charla o conferencia, son ocasiones estupendas de ocio que tenemos la posibilidad de comunicar con familiares o amigos.
7. Formar parte en entidades sociales, culturales o deportivas
Participar en actividades de grupo, como las que pueden ofrecer entidades como las asociaciones culturales o los clubs de deportes, es otra forma de mantenerse en contacto con otra gente y hacer vínculos nuevos, aparte de una ocasión de aprender cosas nuevas y ejercitar habilidades como la aptitud de planificación, el razonamiento o la resolución de problemas rutinarios. Algunas entidades proponen programas de voluntariado, una gran oportunidad de dedicar un tiempo a colaborar con proyectos que mejoran la vida de otra gente o hacen que el planeta sea un lugar mejor. El altruismo, contribuir a el resto sin esperar nada a cambio, suele ser una fuente considerable de satisfacción personal.
8. Viajar y conocer lugares nuevos
Viajar es de las mejores opciones para mantenerse activo, estimular la cabeza y cultivar las relaciones sociales, elementos que, como ahora sabemos, potencian nuestro bienestar y nutren nuestro cerebro. Conocer sitios desconocidos, aunque sean próximos, o emprender un largo viaje son actividades muy enriquecedoras que nos ayudan a abrir nuestra cabeza a nuevos entendimientos, nuevas perspectivas y otras etnias y formas de vida. Hay programas y agencias especializadas en viajes para personas mayores que ofrecen opciones adaptadas a las condiciones particulares de cada persona.
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